UAI
Urquiza volvió a jugar mal y lo pagó caro en el primer tiempo. En el segundo se
recuperó pero ya era tarde. Deportivo Merlo, con goles de Mariano Torresi (de
penal) y Juan Casini, venció al furgón en Villa Lynch por 2 a 1. Sergio Valenti fue el
autor del descuento.
La
frase del título se suele usar cuando una persona sufre varias desgracias de
manera consecutiva. UAI Urquiza no solo no puede conseguir el triunfo, sino que
tampoco puede volver al nivel de las primeras fechas.
Durante
los primeros 12 minutos, el Furgón y el Charro no ofrecían nada. Eran todas
imprecisiones y resbalones de los jugadores, producto del mal tiempo. Pero de
la nada apareció un penal infantil en el borde del área local, provocado por
Emiliano Díaz. Mariano Torresi lo transformó en gol y puso una ventaja hasta
ese momento inmerecida.
Tras el
ingreso de Ezequiel Vidal, a los 20, el Furgón encontró oportunidades en
remates de afuera del ídolo local, y también en los tiros libres de Jorge
Coria. Pero reinaban las imprecisiones de ambos lados.
Deportivo
Merlo controlaba la posesión del balón, pero no llegaba con peligro. Pero cuando
tuvo una posibilidad, no la desaprovechó. A 3 del entretiempo, un centro del
corner izquierdo terminó conectando con la cabeza de Juan Casini, quien
apareció solo y puso una ventaja exagerada a esa altura del partido.
En el
complemento no cambió el rendimiento. Si cambió las formas de llegar. Cristian
Aldirico quemó los cambios con dos jugadores de ataque para presionar por
arriba: Sergio Valenti y Eloy Colombano. Rompió con el sistema de juego que
venía teniendo el equipo y empezó a tirar pelotazos al area en busca de una
cabeza salvadora. Y fue la de Valenti, a los 37, tras un corner por izquierda y
una mala salida del Rodrigo Llinás, cómplice en el tanto del goleador del
local.
Siguiendo
con la formula del pelotazo al área, Urquiza fue a buscar el empate. Y sobre la
hora lo tuvo Sergio Rodríguez. Pero luego de una buena jugada fue Gabriel Ferro
quien le sacó, con la cabeza, un remate cercano al área chica.
Fue
finalmente 1 – 2. Fue otra vez el mismo final. Fue otra vez la misma historia.
Fue otra vez un partido mal jugado. Fue, como dice la frase popular, “otra vez
sopa”.
Emanuel Edorna
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